LUNES, 13 de mayo 2024

LUN, 13/5/2024

ENTREVISTA

José María Eiros Bouza

Catedrático de Microbiología y director del Centro Nacional de Gripe de Valladolid

"Para mí es un privilegio trabajar y aprender de los veterinarios"

"Para mí es un privilegio trabajar y aprender de los veterinarios"

José María Eiros Bouza

Catedrático de Microbiología y director del Centro Nacional de Gripe de Valladolid

"Para mí es un privilegio trabajar y aprender de los veterinarios"

Redacción - 29-04-2020 - 12:20 H - min.

Recientemente, la Organización Colegial Veterinaria (OCV) creó el grupo de seguimiento del Covid-19, formado con el fin de asesorar sobre la evolución de la pandemia y la relación con el virus de personas y animales.

Este comité se creaba en un ambiente de indignación, después de que la OCV lamentara públicamente que el Ministerio de Sanidad no haya contado con veterinarios en su comité de expertos, compuesto principalmente por médicos.

En el caso del grupo de la organización colegial, está compuesto por un equipo multidisciplinar formado por cinco expertos de distintos campos: los catedráticos veterinarios Elías Rodríguez Ferri, Lucas Domínguez, Antonio Arenas y Christian Gortázar, y el médico José María Eiros.

En una entrevista en exclusiva para Animal’s Health, Eiros, el único profesional no veterinario del comité, explica cuál será su papel en el grupo, cómo ve la relación entre medicina humana y veterinaria, y en qué cree que se puede mejorar para prevenir y afrontar futuras crisis de virus de origen zoonótico.

José María Eiros es médico y catedrático de Microbiología de la Universidad de Valladolid y director del Centro Nacional de Gripe de Valladolid. Actualmente es jefe del Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid.

P. Eres médico y participas en un grupo de seguimiento del coronavirus en animales con veterinarios, ¿cómo surgió todo? ¿Se ha valorado tu inclusión en algún otro grupo centrado en medicina humana?

Las colaboraciones surgen de modo natural. Siempre hemos defendido que las sinergias son buenas. En el seno de nuestro grupo trabajamos en microbiología, aprendemos de la visión que los profesionales y especialistas del ámbito de la veterinaria nos aportan.

Tenemos experiencias conjuntas en el estudio de los mecanismos de resistencia a los antimicrobianos y de algunos microorganismos relevantes en la cadena alimentaria.

En cuanto a la última pregunta, sí que participo en otros comités formados con motivo de la actual pandemia.

P. ¿Qué valoración haces del grupo de seguimiento del COVID-19 en animales y de los compañeros que lo forman?

R. El grupo persigue ayudar y aportar en lo que se le demande a nivel técnico y de asesoría. Es un privilegio convivir con colegas tan ilustres y de unas trayectorias tan brillantes.

P. ¿Qué crees que es lo que puedes aportar como médico en el seguimiento del coronavirus en animales?

R. Nosotros trabajamos en un Hospital de la Red Sanitaria Pública (el Universitario Río Hortega) y en uno de los tres Centros Nacionales de Gripe de la OMS. En nuestra red de más de 140 instituciones similares —de mayor o menor entidad a lo largo del planeta— desarrollan su labor veterinarios, algunos de ellos en la cumbre de la excelencia mundial en el campo de las infecciones respiratorias.

Estamos acostumbrados a diagnosticar en seres humanos cuatro coronavirus diferentes implicados en infecciones respiratorias (dos alfa, el HCoV-229E y el HCoV-NL63; y dos beta, el HCoV-HKU1 y el HCoV-OC43). La doctora Marta Domínguez-Gil, de nuestro Servicio, ha establecido aportaciones clarividentes sobre la circulación mantenida de algunos de ellos en nuestro entorno

A este respecto cabe señalar que además nos sorprendió en 2002 un brote originario del sur de China por un quinto coronavirus que ocasionó el SARS (síndrome agudo respiratorio severo o grave), del que se registraron algo más de 8.000, con una letalidad cercana al 10%.

Este virus al parecer se transmitió al hombre desde el murciélago de herradura, a través de animales intermediarios como las civetas, y con posterioridad mediante la vía respiratoria de persona a persona. Los veterinarios son esenciales en el estudio de las zoonosis.

En 2012 se identificó en Arabia Saudita el Síndrome Respiratorio por Coronavirus de Oriente Medio (MERS-CoV), el sexto cronológicamente identificado y originario al parecer de camélidos, que motivó un esfuerzo aglutinador en diagnóstico en nuestro medio, coetáneo con el de la denominada gripe aviar.

Se mantiene actualmente activo en distintos países y ocasiona un cuadro febril de transmisión interhumana con tos e insuficiencia respiratoria con una mortalidad cercana al 35%. Una vez más un virus zoonótico que “rebasa” su especie y salta al hombre.

P. ¿Cuáles son tus relaciones con el ámbito veterinario?

R. El veterinario creo que se encuentra cómodo asesorando en salud humana; para mí es un privilegio trabajar y aprender de los veterinarios. Castilla y León es una tierra con una facultad prestigiosa, la de la Universidad de León, en la que existen grandes escuelas en diversas ramas de la Veterinaria.

A su Academia de Ciencias Veterinarias de Castilla y León, con el profesor Elías Rodríguez Ferri a la cabeza, le profeso una gratitud perenne. Personalmente nuestro grupo colabora tanto con la Dirección General de Salud Pública de nuestra comunidad, con el doctor Rufino Álamo; con el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, con la doctora Marta Hernández; y con la Universidad de Burgos, con el profesor David Rodríguez Lázaro. A través de ellos nos abrimos a otros grupos.

Cuando tuve la fortuna de dirigir el Centro Nacional de Microbiología de Majadahonda fuimos muy bien acogidos por el grupo de Visavet, de los profesores Sánchez Vizcaino, Lucas Domínguez y Joaquín Goyache. En otros ámbitos hemos establecido lazos con el profesor Badiola. Siempre la veterinaria ha sido un referente en nuestra actividad profesional.

P. En los últimos días, el sector está muy indignado por la falta de veterinarios en el comité nacional de expertos para gestionar el coronavirus; sin embargo, la Organización Colegial Veterinaria sí que ha incluido a un médico en su grupo de seguimiento, que está centrado en animales ¿crees que los veterinarios se están tomando más en serio el enfoque One Health?

R. Los veterinarios poseen una visión muy ajustada de lo que representa el enfoque ‘One Health’. En nuestra experiencia realizan tres tipos de aportaciones: en primer término, y esto es esencial, poseen herramientas de análisis molecular muy robustas, que son esenciales a la hora de describir mecanismos moleculares de adquisición de determinantes de patogenicidad.

En segundo lugar, son las verdaderas atalayas para monitorizar en sus reservorios originales muchas enfermedades zoonóticas.

En tercer término, siguen la cadena agroalimentaria y la penetración de microorganismos a través de alimentos distribuidos en cadenas irregulares.

P. El sector veterinario reclama ser tenido más en cuenta por las autoridades en las políticas de salud pública al llevar a cabo actividades esenciales para la sociedad como pueden ser la prevención de zoonosis y la garantía del abastecimiento alimentario. Como profesional sanitario ¿qué imagen tienes tu del colectivo veterinario? ¿Crees que los veterinarios están suficientemente valorados?

R. Respetamos profundamente el ámbito de actividad de los veterinarios y, como ya hemos expuesto, admiramos en nuestro campo concreto: la microbiología, y a numerosos grupos y personalidades con los que hemos convivido a lo largo de nuestra modesta labor investigadora.

P. Como médico, ¿imaginas un mundo sin veterinarios? ¿Por qué?

No lo concibo. Los animales domésticos, de compañía, de abasto o aquellos de vida libre en todo el mundo representan un eslabón para agentes zoonóticos. Ellos, los veterinarios, son los “vigías” de este apasionante mundo.

A ello cabe añadir la riqueza conceptual y aplicada que aportan en múltiples facetas. He aprendido en mi afición a la historia y a la difusión de las enfermedades infecciosas, de un maestro de la veterinaria, al que debo rendir tributo, que fue el profesor Miguel Cordero del Campillo, figura señera de la profesión, recientemente fallecido.  Leí las contribuciones de Don Miguel en el campo de las Infecciones asociadas a la Ruta Jacobea y sus aportaciones han sido un referente también para nuestra actividad.

P. La principal premisa científica es que este virus proviene de los animales y dio el salto al ser humano, ¿consideras que estaremos más preparados para prevenir que algo así vuelva a ocurrir? ¿Qué consideras que hay que cambiar para mejorar en este sentido?

Debiéramos sacar enseñanzas. Desde la humildad, para reconocer nuestros errores, como la falta de anticipación ante hechos como el presente y también la deficiente coordinación entre profesionales de diferentes perfiles.

Nosotros apostamos por establecer centros multidisciplinares en los que nos integremos profesionales de distintos perfiles, por supuesto veterinarios, farmacéuticos, biólogos, bioquímicos, enfermeros, tecnólogos de alimentos, médicos...así como bioinformáticos, analistas o programadores que dan soporte a las macrobases y a los paquetes de ‘Bigdata’.

Conviene escuchar desde cada perfil a lo que otros aportan y de este modo aportar por la potencialidad de la colaboración.

P. ¿La medicina mundial se ha tomado lo suficiente en serio la prevención, y especialmente la relativa a enfermedades zoonóticas y emergentes?

R. Lo intenta. El mundo es plural y las desigualdades entre países evidentes. No es fácil orquestar una respuesta conjuntada. Sería deseable establecer un apoyo a las jóvenes generaciones para atraerlas a este campo de conocimiento.

P. Cuando se haya combatido totalmente la pandemia, ¿qué crees que ocurrirá, estaremos en un nuevo estado de las cosas o nos olvidaremos y volveremos totalmente a la normalidad?

El ser humano es el único en el globo con inteligencia y voluntad. Debiéramos aprender. Pero el paso del tiempo tiende a difuminar los recuerdos y a relajar los protocolos. Ojalá no olvidemos.

P. ¿Crees que ese cisma que en algunas ocasiones parece percibirse entre la medicina veterinaria y humana va a aumentar después de esta crisis o se va a reducir?

R. No creo que exista cisma entre la veterinaria y la medicina. Mi experiencia es positiva y cabe apostar siempre por el diálogo y la cooperación. Es muy importante reparar cuando se tiene conciencia de ofender, o corregir si uno se equivoca. Entre profesionales formados, honestos y “recios”, como se dice en estas tierras de Castilla y León, no cabe el cisma. La unión nos engrandece.

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